miércoles, 9 de agosto de 2017

Viridiana, oasis de la Filosofía en Valencia


Mi relación con Viridiana se remonta al siglo XX. Qué lejos suena eso. Yo trabajaba entonces en el periódico Las Provincias. Ahora como entonces, me encantaba patear mi ciudad (Valencia). Eso que va (o debería ir) intrínseco en las venas de todo periodista. Era 1999, año que empecé a estudiar Filosofía tras cierto vacío académico producido por la carrera de Periodismo (o como su rimbombante nombre llamaba 'Ciencias de la Información). En verdad, a mitad de Periodismo ya empecé a estudiar Filosofía por mi cuenta. 
Como quiera que tenía que iniciar un largo proceso que me llevaría una década de nuevos estudios universitarios (hacía cuatro años que trabajaba ya en la redacción del periódico), el aprovisionamiento de títulos en Filosofía se venía potente. Y resultó ser complicado. Más allá de los títulos "populares" (¿pueden serlo los libros de Filosofía?) desligados de Bachiller, resultaba complejo dar con una librería que tuviera un catálogo medianamente decente en Filosofía. Unos de esos días de pateo por la ciudad, mis pies me llevaron por la zona 'noble' de Valencia. En concreto, hasta la calle Pizarro. Justo enfrente de una discoteca que iba a ponerse muy de moda en la época (¿o lo había hecho ya? la memoria me falla...). 'Viridiana', se llamaba. La librería, digo. No el garito. Entré. 
Un hombre de aspecto sabio, con barba profundo, gafas y rostro afable, aguardaba al fondo de la misma. Leía en silencio. Sin agobiarme. Estuve un rato curioseando. Al final me acerqué y le pregunté por tres o cuatro libros que debía leer ese curso para las asignaturas de Antropología y de Historia de la Filosofía I. Sin vacilar, caminó seguro de un lado a otro de las estanterías cogiendo uno tras otro cada uno de los títulos. Me quedé maravillado. Por el trato, por su conocimiento exacto de la ubicación de los mismos y, sobre todo, por disponer de aquellos libros. Una vez estuve de vuelta en la redacción entendí que debía dedicar a aquella librería la columna de opinión que entonces escribía. La titulé, torpemente, "Viviana". Y no por un amor pasado. Francamente, no sé por qué, puesto que siempre he sido un gran cinéfilo. Días más tarde llegó al periódico una carta escrita a mano y firmada por un tal José Campos. Agradecía las palabras publicadas en prensa a su librería y señalaba dulcemente mi error al denominar la misma. 
Han pasado muchos años desde entonces. Académicamente y vinculados a la Filosofía: una carrera, un máster y una estancia en la Sorbona de París. En mi hogar, toda una librería encarga a un albañil 'ex profeso' para los libros que he ido adquiriendo en Viridiana. 
Viridiana vio la luz en el Pasaje Artis en 1968 fruto de la iniciativa de la esposa de José Campos (que en los años 60' trabaja en la Librería Bello de Valencia). Pasó de aquellas presentaciones y lecturas clandestinas en ese local largo y estrecho con sótano, a la calle Pizarro. Y de ahí, a Artes Gráficas, donde ahora se ubica. José Campos es un erudito. Con varias carreras a su espalda (Filosofía, Teología y Clásicas, entre otras), sus dos hijos pronto le acompañaron en los menesteres de la librería. A ambos he tenido el gusto de conocer. Con la crisis, el mundo editorial recibió un duro golpe, tras el ya recibido por el mundo digital. Luego ha venido el arrinconamiento de la Filosofía (las Humanidades en general, vaya) en el currículo escolar. Desde Madrid con la LOMCE, y en la Comunidad Valenciana con la genuflexión por parte de la Conselleria de Educación. Dramático. A ello se ha unido el incremento de las tasas universitarias en nuestro país, situación que imposibilita a muchos jóvenes estudiar una carrera (o Grado, como se llama ahora). 
Viridiana se ha querido reinventar. Con títulos más comerciales. No tan 'profundos', diríase. A veces escolares. Por su proximidad a Mestalla, decidió abrir los días de partido y ofrecer refrescos a fin de hacer algo de caja y compensar así sus libros de contabilidad. José Campos ya está mayor y ya no acude a la librería. Sus dos hijos se turnaban para atender el local. Ahora ya sólo está uno de ellos, su hija. Yo seguiré comprando. Ojalá y no se extinga su llama, pues no hay mayor amor a la Filosofía en Valencia que en esa librería.





Entrada de Viridiana en la calle Artes Gráficas. (Foto propia)

Entrada de Viridiana en la calle Artes Gráficas. (Foto propia

Interior de la librería Viridiana. (Foto propia)


Interior de la librería Viridiana. (Foto propia)


Interior de la librería Viridiana. (Foto propia)


Interior de la librería Viridiana. (Foto propia)


Interior de la librería Viridiana. (Foto propia)


Última adquisición en Viridiana (agosto 2017). (Foto propia)


Regalo a los clientes fieles de la librería Viridiana por su XL aniversario. (Foto propia)


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